Las tempestades, quizás nadie pueda detenerlas, pero alguien tiene que avisar de ellas, prevenirnos de que llegan, alertar de la desolación que provocan, vigilarlas. Alguien tiene que permanecer despierto cuando todos están dormidos (de EL LIBRO DE VISITAS) .

En septiembre de 1975, se ejecutan las últimas penas de muerte en España.
Una época en la que las canciones eran censuradas si sonaban a protesta, y por eso tenían que aparecer disfrazadas, camufladas.
Probablemente el mejor alegato contra la pena de muerte de la canción española, enmascarada de canción de amor.

Si te dijera amor mío
que temo a la madrugada
no sé qué estrellas son esas
que hieren como amenazas
ni sé que sangra la luna
al filo de su guadaña
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga
quiero que no me abandones
amor mío al alba
al alba, al alba
al alba, al alba...
Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas
comen las ultimas flores
parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada
Presiento que tras la noche...
Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas
no te destroza amor mío
esta silenciosa danza.
maldito baile de muertos
pólvora de la mañana.
Presiento que tras la noche...

AL ALBA, Luis Eduardo AUTE


La escribí los días previos a los fusilamientos de septiembre de 1975, con mucha urgencia porque quería que la gente la cantara”, recuerda Aute en una entrevista del año 2000. “Tampoco tuve que pensar mucho, surgió del dolor”. Sin embargo, escondió su intención y motivación originales en la letra de una historia de amor, para que pasase la censura. “La estructuré como si fuera una despedida para siempre y como un alegato a la muerte”, continúa. “Pero hay dos elementos muy vinculados a las ejecuciones”

Y, por supuesto, lo mejor, escucharla: