Lo que arrastra el viento. COMIENZO 2011/12

OBRAS MAESTRAS. Imprescindibles.



Una canción, más que una canción.

Like a rolling stone
BOB DYLAN


Once upon a time you dressed so fine
You threw the bums a dime in your prime, didn't you?
People'd call, say, "Beware doll, you're bound to fall"
You thought they were all kiddin' you
You used to laugh about
Everybody that was hangin' out
Now you don't talk so loud
Now you don't seem so proud
About having to be scrounging for your next meal.

How does it feel
How does it feel
To be without a home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?

You've gone to the finest school all right, Miss Lonely
But you know you only used to get juiced in it
And nobody has ever taught you how to live on the street
And now you find out you're gonna have to get used to it
You said you'd never compromise
With the mystery tramp, but now you realize
He's not selling any alibis
As you stare into the vacuum of his eyes
And ask him do you want to make a deal?

How does it feel
How does it feel
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?

You never turned around to see the frowns on the jugglers and the clowns
When they all come down and did tricks for you
You never understood that it ain't no good
You shouldn't let other people get your kicks for you
You used to ride on the chrome horse with your diplomat
Who carried on his shoulder a Siamese cat
Ain't it hard when you discover that
He really wasn't where it's at
After he took from you everything he could steal.

How does it feel
How does it feel
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?

Princess on the steeple and all the pretty people
They're drinkin', thinkin' that they got it made
Exchanging all kinds of precious gifts and things
But you'd better lift your diamond ring, you'd better pawn it babe
You used to be so amused
At Napoleon in rags and the language that he used
Go to him now, he calls you, you can't refuse
When you got nothing, you got nothing to lose
You're invisible now, you got no secrets to conceal.

How does it feel
How does it feel
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?-





No obstante, si fuera posible mejorar lo perfecto, yo me quedo con la versión en directo del concierto de despedida de The Band, en 1976.

Un contrato pedagógico

La metáfora del Contrato se aplicó al pensamiento social y político para llamar la atención sobre la autoridad de los seres humanos sobre su propio destino. El futuro no dependía de leyes divinas o naturales, sino de la capacidad de tomar acuerdos y de vivir en comunidad. Por eso el contrato social fue inseparable, desde los orígenes del pensamiento democrático, de un contrato pedagógico. La tarea de formar ciudadanos libres e informados, con conciencia crítica, capaces de denunciar los desmanes del poder y de asegurar una convivencia justa, es un compromiso irrenunciable. El pensamiento democrático no tiene por qué asumir pecados originales. Pero sí necesita recordar sus compromisos originales, los valores que están en su origen. La educación pública es uno de los más importantes. La libertad y la igualdad resultan imposibles sin ella.


Los recortes que está sufriendo la educación pública en la Comunidad de Madrid son un ejemplo iluminador del grave retroceso democrático que estamos viviendo. En realidad, pueden ayudarnos a entender con claridad el sentido de la crisis económica y la estrategia social y cultural que nos envuelve.


Se recortan 80 millones de euros en educación pública para desplazarlos a la mejora de la educación privada o privada-concertada. Eso supone una degradación inmediata de la calidad educativa que ofrece el Estado como un ámbito cívico. Se debilita la capacidad de ofrecer una enseñanza libre, no sometida a intereses ideológicos y económicos particulares, y se renuncia a equilibrar las desigualdades entre los alumnos. La pérdida de 3.000 profesores, que se suman a los 2.000 del año pasado, implica un deterioro grave en la organización docente y en la atención a los alumnos y a los padres. Pero también supone la decisión calculada de no generar sentimientos de convivencia y de vinculación a la comunidad.


¿Un problema de ahorro? La Comunidad de Madrid ha renunciado voluntariamente a una parte de sus ingresos. Cuando permite desgravar en los impuestos autonómicos el dinero invertido en educación de pago, está invitando a las familias a que se olviden de la enseñanza pública. Debemos buscar en las ofertas del mercado la educación de nuestros hijos. Este proceso irá aumentando de manera lógica en la medida en que la calidad de los centros públicos se degrade. Más que a una crisis económica, asistimos a una estrategia premeditada. Se trata de expulsar a las clases medias de los servicios públicos. Cuando el Estado sólo tenga como destinatarios a los ciudadanos más pobres, el deterioro se acentuará hasta el punto de confundir los derechos y los amparos cívicos con las instituciones de caridad. Al final de este camino, la educación y la sanidad pública están condenadas a convertirse en casas de misericordia.

Significativa e impúdica es la maniobra de utilizar la falsedad informativa para justificar la situación. Una vez más se criminaliza a la víctima. Difundir la opinión de que los profesores trabajan poco y son unos privilegiados supone una injusticia de especial gravedad. Además de las horas de clase, un profesor tiene obligaciones de tutorías, atención a los padres y alumnos, gestión en los centros y los departamentos, actividades extraescolares, preparación de sus lecciones y renovación de sus conocimientos. A lo largo de los últimos años, la sociedad española ha sufrido un verdadero cambio antropológico, pasando del subdesarrollo al capitalismo avanzado. Como hemos sido incapaces de consolidar una defensa de los valores públicos, el desprestigio de las costumbres represivas dio paso a la simple impertinencia y la falta de respeto. En la caricatura educativa, la imagen del profesor castigando con severidad torturadora es menos frecuente hoy que la de los padres o los alumnos comportándose con una agresividad indebida. Por eso resulta tan grave poner al profesorado en el ojo de huracán a través del populismo demagógico.


El deterioro de la educación pública, además de un reparto de negocios particulares, responde a la estrategia de excluir los compromisos sociales de la relación entre individuos. Al romper el contrato pedagógico, estamos poniendo nuestro futuro en manos de los mercados. Después de lo que llevamos visto, ¿no es un disparate?


Luis García Montero, Diario Público, 11- 9- 2011

Pan para hoy, hambre para mañana

Pan para hoy, hambre para mañana
Reducir recursos para la enseñanza es un suicidio colectivo



Francisco Imbernón
EL PAÍS, 31 agosto 2011 –




No hace falta ser un experto para saber que la educación de calidad de un país es cara, y más cuando los avances sociales posibilitan que toda la población se escolarice hasta la adolescencia y las universidades generen conocimiento. Aunque a algunos países les sale más cara que a otros. En el nuestro, el gasto público en educación con relación al PIB no ha subido en los últimos 10 años, aunque sí lo ha hecho la inversión, pero en términos semejantes al incremento de ingresos. Y eso nos aleja cada vez más de la media en la Unión Europea. Y así nos ha ido y nos va, con un fracaso escolar del 31,2% (aumentando el 7% durante esos 10 años). Y paradójicamente, Europa aboga por que los países miembros elaboren estrategias destinadas a reducir el fracaso escolar hacia finales de 2012. ¿Cómo? La mayoría de Gobiernos autónomos y el Estado ya lo han decidido. La estrategia principal para eliminar el fracaso escolar y aumentar la calidad educativa es reducir los recursos en educación predominante pública.
Y se utiliza el argumento de la crisis económica para aplicar los “recortes” que algunos políticos eufemísticamente denominan “contención y ahorro”. Son las dos concepciones de ver la educación: como gasto o como inversión. Si se ve como gasto, es lógico y coherente reducirlo; si es como inversión, debería analizarse y ser prudente antes de decidir reducir recursos educativos.
Este curso que comienza es el primero que habrá grandes recortes en recursos educativos (parece que alcanzarán en España casi los 2.000 millones de euros). ¿Y qué ocasionará recortar recursos en educación? Dar un paso hacia atrás.



Recortar gastos de los centros, suprimir aulas de acogida, reducir servicios educativos (por ejemplo, la formación) y profesorado, aumentar alumnos por aula, aumentar horas lectivas al profesorado, amortizar jubilaciones, etcétera. Seguramente hará reducir el gasto, pero también tendrá consecuencias nefastas a medio y largo plazo. Porque si no se invierte en educación no se invierte en el sistema social, donde la educación es uno de los pilares básicos del futuro. Justo en este momento sería uno de los capítulos donde invertir para ver los frutos de aquí a unos años.



En el mundo de las redes, de la tecnología, de la información, reducir recursos educativos es como un suicidio colectivo. Cuando un país reduce la inversión en educación, aumenta la pobreza económica y social, ya que no puede asistir a todos con calidad y eso hará aumentar el fracaso y el abandono del sistema. Y cuando uno abandona la escuela aumenta el riesgo de pobreza, de desempleo y quedar marginado socialmente. Y eso a la larga lo pagaremos todos.



El curso que viene lo iremos viendo. Profesores cansados e intensificados haciendo más trabajo del que deberían hacer y ello hace que algunos no lo hagan tan bien. Servicios que se habían conquistado y que introducían ilusión educativa como formación, atención a la diversidad, reducción de ratios, construcciones apropiadas, actividades paralelas…, irán desapareciendo de nuestro sistema educativo y eso a la larga se pagará. ¿O se espera que no invirtiendo en educación el país reduzca el fracaso, avance científicamente y socialmente? No creo que haya tanta gente ingenua que lo crea. Al tiempo.

Francisco Imbernón es catedrático de Pedagogía de la Universidad de Barcelona y director del Observatorio Internacional de la Profesión Docente.














El mito de la caverna; para ver

Un buen video, con algunas aclaraciones interesantes:

El hambre cotiza en Bolsa

La sequía en los mercados financieros ha volcado a ciertos inversores en las materias primas. Fondos de alto riesgo y bancos influyen ahora en lo que vale el pan en Túnez, la harina en Kenia o el maíz en México. El Banco Mundial hace sonar la alarma por la explosión de los precios alimentarios
H. KNAUP / M. SCHIESSL Y A. SEITH 04/09/2011


La sala en la que se reparte la comida del mundo parece cualquier cosa menos apetitosa. En la Bolsa de Chicago hay trozos de papel y vasos de cartón por todas partes, hombres sudorosos con chaquetas de colores chillones van de un lado a otro, gesticulan, gritan y se enzarzan en peleas por los contratos de semillas de soja, carne de cerdo o cereales.
Aquí, en la sala de negociación de la mayor Bolsa de materias primas del mundo se decide sobre los precios de los alimentos, y con ellos sobre el destino de millones de personas. El hambre del planeta se organiza aquí, además de la riqueza de unos pocos.


Para Alan Knuckman no hay mejor lugar en el mundo: "Esto es el capitalismo en estado puro", comenta este experto en materias primas, con una cara que se ilumina como la de un chiquillo; quizá porque nunca ha dejado de jugar. Hace 27 años que trabaja aquí. Al principio por cuenta de agencias intermediarias, pero pronto fundó la suya y ahora es analista en Agora Financials, una consultoría de inversiones en materias primas. "Estoy aquí para hacer dinero", comenta.
Cómo lo haga le da igual. Para él no hay diferencia ninguna entre petróleo, plata y alimentos. "No creo en la política, sino en el mercado, que siempre tiene razón".
¿La escalada de los precios de los alimentos? Para él, son una simple expresión del juego de la oferta y la demanda. ¿Los especuladores? Son buenos para los mercados, porque predicen con antelación los acontecimientos. ¿Excesos especulativos? "No veo dónde", afirma.


Esto último no deja de sorprender, porque en el mundo financiero nunca se ha producido tal volumen de inversión en las materias primas agrícolas. Solo en el último trimestre de 2010 se triplicó la inversión en comparación con los tres meses previos. El mercado posee una gran liquidez desde que los Estados trataron de sofocar la crisis financiera con enormes programas anticíclicos y paquetes de ayuda.
El pan del mundo atrae a inversores a los que les interesan tan poco los cereales como, anteriormente, las empresas punto.com o las hipotecas subprime. Estamos hablando de fondos de pensiones que manejan cifras multimillonarias y de pequeños ahorradores que buscan nuevas oportunidades de inversión más seguras, o de bancos que ofrecen apuestas financieras al por mayor sobre fondos de inversión en productos agrícolas.


El lado oscuro de todo esto es que, en paralelo al hambre de agroacciones, también suben los precios de los alimentos. Ya en marzo, la FAO anunció que se habían alcanzado nuevos récords en los precios, que superaron incluso los de la última gran crisis alimentaria de 2008. Según el Índice de Precios de los Alimentos de la FAO, el coste de los productos alimenticios experimentó un alza del 39% en el curso de un año. Los precios de los cereales subieron un 71%, al igual que los de los aceites y grasas destinados a la alimentación. El último índice publicado, en julio pasado, marcaba los 234 puntos, solo cuatro por debajo del récord histórico de febrero. "La época de los alimentos baratos se ha acabado", profetiza Knuckman.


Para sus compatriotas estadounidenses, que destinan el 13% de la renta disponible a adquirir productos para la nutrición, puede que el alza de los precios no pase de ser una molestia. Pero para los pobres del mundo, que dedican a comer el 70% de su magro presupuesto, es una amenaza existencial.
Desde junio del año pasado, 44 millones de personas han caído bajo el umbral de la pobreza solo a causa del incremento de los precios de los alimentos, según el Banco Mundial. Son personas que tienen que sobrevivir con menos de 1,25 dólares diarios. Hay más de mil millones de personas que sufren desnutrición en el mundo. La actual hambruna del Cuerno de África tampoco es consecuencia exclusiva de la sequía, la guerra civil o las élites corruptas, sino de los elevados precios de los alimentos.


"Efectos colaterales no deseados del mercado": así describe Knuckman el hecho de que los más pobres entre los pobres no puedan permitirse comer. Halima Abubakar, de 25 años, padece ese efecto colateral en sus propias carnes.
Hablamos con la keniana en su chabola de Kibera, el poblado marginal más grande de la capital, Nairobi. Abubakar se pregunta qué pondrá en la mesa a su marido y a sus dos hijos esta noche. Hasta hace poco, los Abubakar estaban entre los que mejor iban tirando en su misérrimo entorno. Con un salario de 150 euros como guardia en una prisión, el marido de Halima podía alimentar pasablemente a su familia.
Pero ahora, de repente, todo se ha hecho más difícil: la harina de maíz, piedra angular de la nutrición en Kenia, se ha encarecido en un 100% en los últimos cinco meses. Un récord. Pero el precio de las patatas ha subido un tercio, el de la leche aún más y de las verduras, para qué hablar.


"Cada vez sufre más la gente pobre y más gente puede caer en la pobreza por el alza y la fluctuación de los precios alimentarios", afirma Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial. En congresos, conferencias y reuniones se repiten, como en un rosario, las supuestas razones de la explosión de los precios, entre otras, el cambio climático y las sequías e inundaciones que conlleva; la creciente proporción de tierras de cultivo dedicadas a los biocombustibles; la mejoría en la alimentación de los países emergentes y su mayor consumo de carne; o el aumento de la población mundial, que crece más deprisa que la producción agraria.
Todos estos factores parecen lógicos y evidentes, y sin duda contribuyen a las tensiones en los precios. Pero no son su causa.


Oliver de Schutter, redactor de un informe de la ONU sobre el derecho a la alimentación, echa por tierra algunos mitos: "El apoyo a los biocombustibles, así como otros aspectos relacionados con la oferta [como las malas cosechas o la suspensión de exportaciones] son factores de una importancia relativamente secundaria, pero en el tenso y desesperado estado de las finanzas mundiales desencadenan una gigantesca burbuja especulativa". En su informe señala como culpables a grandes inversores que, dada la sequía en los mercados financieros, se han pasado en masa al comercio de materias primas, distorsionando los precios más allá de toda proporción. Los excesos especulativos son, según Schutter, la causa primordial del encarecimiento.
De hecho, las razones que se aducen una y otra vez para la explosión de los precios no resisten un examen detenido. Como es natural, los cultivos para biocombustibles demandan cada vez más tierras, pero hasta ahora solo constituyen el 6% de la cosecha mundial de cereales. Según el Banco Mundial, el impacto de los biocombustibles es considerablemente inferior a lo que se pensaba.


Lo mismo puede decirse del mayor consumo de carne en los países emergentes. Según el Instituto para la Investigación de la Política Alimentaria de Washington (IFPRI, por sus siglas en inglés), países como China, India o Indonesia han cubierto el incremento de su demanda sin recurrir de forma significativa al mercado internacional. "Carecemos de cualquier prueba que apunte al supuesto impacto en los precios mundiales de la demanda de los países emergentes", asegura el Banco Mundial en un informe.


Respecto al cambio climático, que sin duda ha inducido un recorte en la producción, hay que apuntar que esta sigue superando al consumo.


Sin embargo, la histeria que rodea la supuesta emergencia alimentaria probablemente sí forme parte de una estudiada estrategia de inversión. Al fin y al cabo, cada burbuja financiera se apoya en un guion: en el caso de la burbuja de Internet, lo que hizo que la gente perdiera el sentido común fue la historia de la Nueva Economía. En el de las hipotecas bancarias, el cuento de que los bienes inmuebles jamás perderían su valor. Ahora, con la burbuja alimentaria, es el temor a la supuesta carestía futura de los alimentos, algo que todos necesitamos.
El que la comida haya mutado en objeto de especulación en Wall Street tiene sobre todo que ver con un cambio fundamental que describe la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés): la reciente metamorfosis del mercado de productos alimentarios en un mercado financiero.


Heiner Flassbeck, economista jefe de UNCTAD, se ocupa desde hace tiempo de este asunto. Tras el desplome financiero de 2008 empezó a seguir la evolución del mercado de monedas, materias primas, deuda pública y acciones. Las curvas mostraban un sorprendente parecido. Flassbeck constituyó un grupo para investigar el fenómeno, que aportó unos resultados explosivos: el mercado de materias primas no funciona; en todo caso, no funciona como, según los modelos económicos, lo hace un mercado, en el que los precios se forman a través de la oferta y la demanda. En el informe publicado por el equipo de Flassbeck, las actividades de los actores financieros "empujan los precios de las materias primas mucho más allá de los niveles que justificarían los datos fundamentales del mercado".
Así se produce una distorsión masiva de los precios. Estos se forman no bajo la influencia de factores reales, sino bajo la de las expectativas económicas. La mayoría de los inversores que se lanzan hoy al mercado de materias primas no tiene la menor idea sobre la materia. "Quieren diversificar su cartera, subirse a un mercado en crecimiento o, sencillamente, hacer lo que todos los demás están haciendo", afirma el informe de la UNCTAD.


¿Pero a qué se debe que fondos de alto riesgo y bancos de inversión influyan en lo que vale el pan en Túnez, la harina en Kenia o el maíz en México? ¿Por qué se decide en parte en las Bolsas de Chicago, Nueva York o Londres cuánta gente va a pasar hambre?
La culpa la tiene una mutación trascendental de los mercados que ha pasado inadvertida durante varios años. Al lado del mercado tradicional, en el que los precios eran el resultado del juego de la oferta y la demanda, ha ido surgiendo un mercado de futuros financieros negociables en Bolsa. Para asegurarse frente a las fluctuaciones de precios, los productores vendían de antemano sus cosechas a un precio fijado. Cuando vencía el contrato a futuro y se suministraba la mercancía, si el precio en ese momento era más bajo que el prefijado, se beneficiaba el agricultor; en caso contrario, el poseedor del contrato de futuros. Con esa operación todos ganaban: los productores limitaban sus riesgos, quienes negociaban los futuros proveían de liquidez al mercado, y los consumidores veían cubierta su demanda.
En este mercado podían participar sobre todo actores directamente implicados en la industria agroalimentaria. Los bancos tenían en él un papel pequeño; era una especie de negocio a crédito, y funcionó bien y de forma estable durante décadas. Hasta que fue descubierto por la industria financiera.
El truco es que los especuladores nunca convierten los futuros en auténticas mercancías. Por ejemplo, los fondos venden contratos a 70 días poco antes del plazo de vencimiento y reinvierten el dinero fresco en nuevos futuros financieros. El sistema se convierte en un carrusel perpetuo sin que los inversores tengan jamás contacto con los auténticos precios de mercado. No importa, argumentan quienes dudan que los especuladores sean responsables del alza continua de los precios de las materias primas: en el mercado real siguen vigentes las reglas de la oferta y la demanda, que reequilibrarán las cosas con independencia de lo que ocurra en el mercado de futuros.
Error. De hecho, los precios de los futuros repercuten sobre los auténticos precios de mercado, como descubrió el responsable del Departamento de Mercados y Comercio del IFPRI, Máximo Torero. Cuando puso bajo la lupa los mercados del maíz, la soja y el trigo, constató que, en la mayoría de los casos, los precios reales seguían los precios de los futuros. El supuesto futuro transforma el presente; a su vez, las expectativas de mayores ganancias venideras animan al acaparamiento a quienes aún poseen mercancías reales, lo que a su vez vuelve a empujar al alza los precios. Así, la entrada de las finanzas ha desequilibrado por completo el mercado alimentario, tan predecible en otros tiempos. Según la FAO, solo el 2% de los contratos de futuros sobre materias primas acaban en un suministro real de las mercancías. El 98% restante se vende de antemano por especuladores que están interesados en la ganancia rápida y no en 1.000 mitades de cerdo. Hablamos de jugadores como Goldman Sachs, que en 2009 ganó más de 5.000 millones especulando en materias primas, lo que supuso más de un tercio de sus beneficios netos.


"Para restablecer el funcionamiento normal de los mercados de materias primas se requiere una rápida actuación política mundial", escribe UNCTAD, que exige más transparencia en estos mercados y reglas más estrictas para sus participantes. Los inversores, por su parte, no consideran parte de su tarea producir alimentos a precios asequibles. Su trabajo es convertir mucho dinero en mucho más dinero. Quien preste oídos a su asesor financiero cuando este le diga que invertir en fondos de materias primas sirve para garantizar la nutrición mundial, en el futuro debería tener clara al menos una cosa: esas inversiones forman parte del problema, no de la solución. -


EL PAÍS, 4 septiembre 2011

Los 'héroes de Fukushima', Príncipe de Asturias de la Concordia





EL PAÍS - Madrid - 07/09/2011


El jurado destaca su "valeroso y ejemplar comportamiento" tras la emergencia nuclear provocada por el 'tsunami' de marzo pasado en Japón.


La candidatura de los llamados héroes de Fukushima, el grupo de hombres y mujeres que trabajaron en la emergencia nuclear provocada por el tsunami que asoló el noreste de Japón el pasado 11 de marzo, ha ganado el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2011 por su "valeroso y ejemplar comportamiento", según el fallo del jurado dado a conocer hoy en el Hotel de la Reconquista de Oviedo.
El jurado considera que "este grupo de personas representa los valores más elevados de la condición humana, al tratar de evitar con su sacrificio que el desastre nuclear provocado por el tsunami multiplicara sus efectos devastadores, olvidando las graves consecuencias que esta decisión tendría sobre sus vidas", señala en su página web la Fundación Príncipe de Asturias.
Tales tareas fueron desarrolladas por tres grupos de personas. Uno de ellos fue el formado por empleados de la Tokyo Electric Power Company (TEPCO), operadora de la central. De sus 130 trabajadores, 50 se presentaron voluntarios, así como algunos empleados ya jubilados o próximos a la jubilación. Al aumentar las rotaciones y las necesidades de personal, se hicieron nuevas contrataciones. A 3 de mayo, ya habían intervenido en la central de Fukushima 1.312 operarios. Un segundo grupo estuvo formado por bomberos procedentes de varias prefecturas, especialmente de Tokio, y el tercero fueron las Fuerzas Armadas de Japón. En todos los casos, sus trabajos para el enfriamiento de los reactores, de acotamiento de la zona de exclusión y de evacuación de la población en los momentos en los que los reactores emitían dosis muy altas de radiación fueron determinantes para el control de la situación.
La Fundación Príncipe de Asturias asegura que "los distintos colectivos que trabajaron durante semanas en Fukushima lo hicieron en condiciones extremas", como elevada radiación, continuas rotaciones y pocas horas de descanso, limitaciones en la alimentación y en el suministro de agua potable. Por esta razón -prosigue-, "muchos trabajadores desarrollaron patologías crónicas como arritmia e hiperventilación y, pese a estas graves consecuencias, continuaron participando en las labores para recobrar el control de la central nuclear, conscientes de lo imprescindible de su trabajo para evitar una catástrofe de magnitudes mayores".
El jurado también resalta que el "comportamiento de estas personas ha encarnado también los valores más arraigados en la sociedad japonesa, como son el sentido del deber, el sacrificio personal y familiar en aras del bien común, la dignidad ante la adversidad, la humildad, la generosidad y la valentía".

Una pregunta muy pero que muy comprometida

De Polo, discípulo de Gorgias, el maestro de retórica, a Sócrates:



Entonces, ¿tú preferirías recibir la injusticia a cometerla?

... y otra, cuando menos, con un punto de ironía

... con los mismos interlocutores, aunque en este caso, quien recibe la ironía es precisamente el que más habitualmente la usa:

¿Qué dices? Si un hombre, obrando injustamente al tratar de hacerse con la tiranía, es apresado y, una vez detenido, es torturado, se le mutila, se le queman los ojos y, después de haber sufrido él mismo otros muchos ultrajes de todas clases y de haber visto sufrirlos a sus hijos y a su mujer, es finalmente crucificado o untado de pez y quemado, ¿este hombre será así más feliz que si se libra de estos suplicios, se establece como tirano y gobierna durante toda su vida haciendo lo que quiere, envidiado y considerado feliz por los ciudadanos y los extranjeros?

La respuesta de Sócrates, aquí:
http://filosofiariojucar.blogspot.com/2011/09/el-mayor-de-los-males.html

Pero ésa es la respuesta del sabio griego; ¿y la tuya; la vuestra?

El mayor de los males

Una historia en el inicio:


Arquelao fue rey de Macedonia en el siglo V a.C.
Su subida al trono estuvo teñida de sangre e infamia. Siendo hijo del rey Perdicas II y de una esclava, estaba destinado a ser esclavo toda su vida, como su madre. Sin embargo, a la muerte de su padre, mató a su tío y al hijo de éste, así como a su hermanastro, todos ellos aspirantes legítimos al trono macedonio. Y de este modo, accedió al trono.

Pero alguien así ¿puede ser feliz?

Y ésta es la cuestión del diálogo siguiente. ¿Interlocutores? SÓCRATES, por un lado, y por otro, POLO, un discípulo y seguidor del sofista GORGIAS.




POLO. –– Sin duda, el que muere injustamente es digno de compasión y desgraciado.
SÓCRATES . –– Menos que el que le mata, Polo, y menos que el que muere habiéndolo merecido.
POL. ––¿Cómo es posible, Sócrates?
SÓC. ––Porque el mayor mal es cometer injusticia.
POL. –– ¿Éste es el mayor mal? ¿No es mayor recibirla?
SÓC. –– De ningún modo.
POL. –– Entonces, ¿tú preferirías recibir la injusticia a cometerla?
SÓC. –– No quisiera ni lo uno ni lo otro; pero si fuera necesario cometerla o sufrirla, preferiría sufrirla a cometerla.
(…)
SÓC. –– Si prefieres que hable yo, Polo, digo que es mejor cuando se obra justamente y peor cuando se obra injustamente.
POL. –– Por cierto que es difícil refutarte, Sócrates; ¿no te probaría incluso un niño que no dices la verdad?
SÓC. –– Mucho le agradecería a ese niño e, igualmente, te agradeceré a ti que me refutes y me libres de mi tontería. No te canses de hacer bien a un amigo; convénceme de mi error.
POL. –– Ciertamente, Sócrates, no hay necesidad de refutarte con ejemplos antiguos; los de ayer, los recientes son bastante para refutarte y demostrarte que muchos hombres injustos son felices.
SÓC. –– ¿Qué ejemplos son ésos?
POL. –– ¿No ves a Arquelao, hijo de Perdicas, reinando en Macedonia? .
SÓC. –– Si no lo veo, al menos oigo hablar de él.
POL. –– En tu opinión, ¿es feliz o desgraciado?
SÓC. –– No lo sé; aún no he tenido relación con él.
POL. –– Pero ¿qué dices? ¿Si lo trataras, podrías saberlo, y desde aquí no tienes otro medio de conocer que es feliz?
SÓC. –– No, por Zeus.
POL. –– Seguramente, Sócrates, que ni siquiera del rey de Persia dirás que sabes que es feliz.
SÓC. –– Y diré la verdad, porque no sé en qué grado está de instrucción y justicia.
POL. –– Pero ¿qué dices? ¿En eso está toda la felicidad?
SÓC. –– En mi opinión sí, Polo, pues sostengo que el que es bueno y honrado, sea hombre o mujer, es feliz, y que el malvado e injusto es desgraciado.
POL. –– Entonces, según tú piensas, ¿es desgraciado esté Arquelao?
SÓC. –– Sí, amigo, si es injusto.
POL. –– Pues ¿cómo no ha de serlo? No tenía ningún derecho al reino que ocupa, ya que es hijo de una esclava de Alcetas, el hermano de Perdicas, y con arreglo al derecho sería esclavo de Alcetas, y si hubiera querido obrar en justicia estaría sometido a él y sería feliz, según tu opinión. Pero la verdad es que se ha hecho increíblemente desgraciado, puesto que ha cometido las mayores injusticias. En primer lugar, llamó a Alcetas, su dueño y tío, con el pretexto de devolverle el reino del que le había despojado Perdicas; lo hospedó en su casa y lo embriagó a él y a su hijo Alejandro, primo de Arquelao y casi de su misma edad; los metió en un carro y, sacándolos durante la noche, degolló a ambos y los hizo desaparecer. Habiendo cometido este crimen, no advirtió que se había hecho completamente desgraciado, ni se arrepintió de él, sino que, poco después, renunció a la felicidad de educar, como era justo, a su hermano, el hijo legítimo de Perdicas, niño de unos siete años, y de devolverle el reino que le correspondía en justicia; por el contrario, lo arrojó a un pozo, lo ahogó y dijo a su madre, Cleopatra, que, al perseguir a un ganso, había caído en el pozo y había muerto. Por consiguiente, puesto que, entre los que habitan en Macedonia, él ha cometido los mayores crímenes, es el más desgraciado de todos los macedonios y no el más feliz; y quizá algún ateniense, comenzando por ti, aceptaría ser un macedonio cualquiera antes que Arquelao.
SÓC. –– Ya al principio de esta conversación, Polo, te alabé porque, en mi opinión, estás bien instruido para la retórica; pero dije que habías descuidado el modo de mantener un diálogo. Y ahora, ¿es acaso éste el razonamiento con el que hasta un niño podría refutarme, y con el que, según crees, has refutado mi afirmación de que el injusto no es feliz? ¿De dónde, amigo? En verdad, no estoy de acuerdo con nada de lo que dices.
POL. –– Porque no quieres, ya que, por lo demás, piensas como yo digo.
(…)
precisamente, las cuestiones que discutimos no son mínimas, sino, casi con seguridad, aquellas acerca de las cuales saber la verdad es lo más bello, e ignorarla lo más vergonzoso. En efecto, lo fundamental de ellas consiste en conocer o ignorar quién es feliz y quién no lo es. Empezando por la cuestión que ahora tratamos, tú crees posible que el hombre que obra mal y es injusto sea dichoso, si realmente estimas que Arquelao es injusto por una parte y por la otra es feliz. ¿Debemos pensar que es esta tu opinión?
POL. –– Indudablemente.
SÓC. –– Pues yo afirmo que es imposible. He aquí un punto sobre el que discrepamos. Empecemos por él. ¿Acaso el que obra injustamente será feliz, si recibe la justicia y el castigo?
POL. ––De ningún modo, ya que en ese caso sería desgraciadísimo.
SÓC. –– Pero si escapa a la justicia el que obra injustamente, ¿será feliz, según tus palabras?
POL. –– Eso afirmo.
SÓC. –– Pues en mi opinión, Polo, el que obra mal y es injusto es totalmente desgraciado; más desgraciado, sin embargo, si no paga la pena y obtiene el castigo de su culpa, y menos desgraciado si paga la pena y alcanza el castigo por parte de los dioses y de los hombres
POL. –– Te has propuesto decir absurdos, Sócrates.
SÓC. –– Sin embargo, voy a tratar de conseguir que digas lo mismo que yo, amigo, pues te considero amigo. La cuestión sobre la que ahora estamos en desacuerdo es ésta; examínala también tú. He dicho en algún momento de nuestra conversación que cometer injusticia es peor que sufrirla.
POL. ––Ciertamente.
SÓC. –– Y tú, por el contrario, que es peor sufrirla.
POL. ––Sí.
SÓC. –– También dije que los que obran injustamente son desgraciados y tú me contradijiste.
POL. –– Sí, por Zeus.
SÓC. ––Al menos, según crees, Polo.
POL. –– Y mi opinión es verdadera.
SÓC. –– Tal vez. Tú dijiste, por el contrario, que los que obran injustamente son felices si se libran del castigo.
POL. –– Exactamente.
SÓC. –– Sin embargo, yo afirmo que son muy desgraciados, y que los que sufren el castigo lo son menos. ¿Quieres refutar también esto?
POL. ––¡Por cierto que resulta esa refutación aún más difícil, Sócrates!
SÓC. –– No, de seguro; más bien es imposible, pues la verdad jamás es refutada.
POL. –– ¿Qué dices? Si un hombre, obrando injustamente al tratar de hacerse con la tiranía, es apresado y, una vez detenido, es torturado, se le mutila, se le queman los ojos y, después de haber sufrido él mismo otros muchos ultrajes de todas clases y de haber visto sufrirlos a sus hijos y a su mujer, es finalmente crucificado o untado de pez y quemado, ¿este hombre será así más feliz que si se libra de estos suplicios, se establece como tirano y gobierna durante toda su vida haciendo lo que quiere, envidiado y considerado feliz por los ciudadanos y los extranjeros? ¿Dices que refutar esto es imposible?
(…)
SOC.- Mira si quieres por tu parte ofrecerte a una refutación respondiendo a mis preguntas. Creo firmemente que yo, tú y los demás hombres consideramos que cometer injusticia es peor que recibirla y que escapar al castigo es peor que sufrirlo.
POL. –– Y yo creo que ni yo ni ningún otro hombre piensa así, porque tú mismo, ¿preferirías recibir injusticia a cometerla?
SÓC. ––Tú también lo preferirías y todos los demás.
POL. –– Está muy lejos de ser así; al contrario, ni yo ni tú ni ningún otro prefiere eso.
(…)
SOC.- Yo creo que tú, Polo, y yo y los restantes hombres estimamos que cometer injusticia es peor que sufrirla y no ser castigado. Tú, por el contrario, afirmas que ni yo, ni ningún hombre, en sus cabales, puede afirmar que es mejor sufrir injusticia que cometerla ..... Pues bien, con el objeto de aclarar cuál de las dos afirmaciones es la correcta, veamos lo siguiente... Tú, además de lo dicho anteriormente, afirmas que es más feo cometer injusticia que sufrirla, y, sin embargo, también afirmas que el que algo sea mas feo, no implica que sea peor, ya que no identificas lo bello con lo bueno, ni lo feo con lo malo. Ahora bien, ¿cómo es posible que digas eso?
(…)¿es acaso el mayor de los males, como tu opinabas, que el delincuente pague la deuda, o es mayor mal no pagarla, como yo, contrariamente, creía? Consideremos así esta cuestión: es evidente que es bello todo lo justo Por otro lado, el que sufre la acción del agente recibe algo .... así, por ejemplo, si alguien golpea, será necesario que algo reciba el golpe; y si el que golpea lo hace de un modo violento o rápido, aquello que es golpeado lo será necesariamente en la misma forma ..... es decir, lo golpeado experimenta, pues, algo equivalente a lo ejecutado por el agente del golpe Pues bien, si estamos de acuerdo sobre estos puntos, entonces veamos, a continuación, lo siguiente: parece evidente que ser castigado es sufrir algo .... y ese algo que se sufre le viene de alguien, que es el que obra o castiga Ahora bien, el que castiga con razón, castiga con justicia por lo que entonces, el que es castigado sufre una suerte justa ..... Pero como hemos convenido que lo justo es bello, entonces habría que concluir que: de esos dos hombres, el uno obra bellamente, y el otro, el castigado, es objeto de un bello trato .... Pero es que, además, si lo justo es bello y agradable o útil, entonces también será bueno .. Por lo que: también es un bien el trato que recibe el que es castigado. Pero aun hay más: parece evidente también que el que es castigado justamente mejora en cuanto a la salud de su alma, es decir, el que es castigado se libera de la maldad de su alma y, además, de un mal que resulta ser el más grande de todos (la injusticia) .... el más feo y el peor, ya que depara al mayor dolor o el mayor daño o ambas cosas a la vez, según lo que hemos convenido anteriormente ..... Pues bien, parece evidente que del mismo modo que el arte de ganar dinero libra de la pobreza y la medicina libra de la enfermedad, es el castigo judicial quien libera del desenfreno y de la injusticia Pero, además, la función judicial es una función más bella que el arte crematístico o la medicina por lo que, si es más hermosa, tiene que producir el mayor placer o la mayor utilidad ya que mediante su aplicación, el paciente si libra de un gran mal ... Y es que de dos hombres que tienen un mal (sea del cuerpo o del alma)¿cuál de ellos es mas desgraciado, el que está en manos del médico y en vías de quedar libre de su mal, o el que aun, teniendo el mal ,no es sometido a curación? Como veo que contestas, Polo, que este ultimo entonces parece evidente convenir también que el castigo justo es como la medicina del alma de tal forma que en caso de cometerse una injusticia el modo de alcanzar el segundo grado de felicidad es liberarse de su maldad sufriendo el castigo correspondiente .... porque la vida más desventurada es la tal que persevera en la injusticia y no se libera de ese mal
Y si las conclusiones a las que hemos llegado de mutuo acuerdo no se apartan de la verdad, ¿admites, amigo Polo, lo que se desprende de lo dicho o prefieres que meditemos juntamente sobre ello? .... Porque, de acuerdo con lo anterior:¿no resulta del razonamiento seguido que el mayor mal es la injusticia y el ser injusto? .... Pero, como hemos visto también, el ser castigado es la liberación de ese mal.. .. y no ser castigado es una permanencia del mal. Por todo ello, el cometer injusticia es, en lo tocante a la gravedad, el segundo de los males, mientras que no recibir el castigo correspondiente a la injusticia cometida es el mayor y el primero de todos los males ... Pues bien, ¿no estaba ahí, amigo mío, el punto de disensión de nuestras opiniones? ¿Verdad que considerabas feliz a Arquelao, un hombre que no ha sufrido castigo alguno, a pesar de haber cometido las mayores atrocidades, en tanto que yo, por el contrario, manifestaba mi creencia de que, tanto si era Arquelao como otro hombre cualquiera, el que no reciba el castigo adecuado a sus faltas, le correspondía ser desdichado por encima de todos los restantes hombres, y de que siempre, el que comete injusticia es más desgraciado que el que la sufre y el que no es castigado que el que lo es.




El debate completo entre los dos filósofos, aquí:




PLATON, 'Gorgias' un diálogo entre Sócrates y Polo





y la obra completa de Platón, en el enlace siguiente:
http://es.wikisource.org/wiki/Gorgias