Lo que arrastra el viento. INVIERNO

OBRAS MAESTRAS.
Imprescindibles.


13 de julio de 1793, París
 Jean-Paul MARAT, uno de los dirigentes de la Revolución, perteneciente al partido de los Cordeliers, editor de uno de los periódicos más influyentes y decisivos de ese periodo revolucionario, L´Ami du peuple, moría en su bañera asesinado por una seguidora del partido de los girondinos, Charlotte CORDAY.

Aquel que había escrito 'Las revoluciones empiezan por la palabra y terminan por la espada', terminaba acuchillado.

J.L DAVID, amigo personal, íntimo, del médico y político, apresuradamente, muy poco tiempo después del crimen, pintó el cuadro, una auténtica obra maestra de la pintura.


y abrió un tema y motivo para múltiples versiones posteriores.

Una especialmente curiosa y significativa, un giro de 180 grados, a la escena original:

P.J.A. BAUDRY, El asesinato de Marat/ Charlotte Corday, 1860


















y unas cuantas más:


J. ROQUES, 1794













J.J. WEERTS, 1880

S. REBULL














E. MUNCH, 1907
















Además, sobre el tema, un relato:




Descendió del coche en el lado opuesto de la calle, frente a la residencia de Marat. La luz comenzaba a bajar, especialmente en ese barrio oscurecido por altas casas y por estrechas calles. La portera, al principio, se negó a dejar entrar a la joven desconocida en el tribunal. A pesar de ello ésta insistió y llegó a subir algunos peldaños de la escalera bajo los gritos en vano de la portera. Con este ruido, el ama de llaves de Marat entreabrió la puerta, y negó la entrada en el apartamento a la extranjera. El sonoro altercado entre ambas mujeres, en el que una de ellas suplicaba que la dejaran hablar con el "Amigo del pueblo" y la otra se obstinaba en cerrar la puerta, llegó a oídos de Marat. Éste comprendió, por las entrecortadas explicaciones, que la visitante era la extranjera de quien había recibido dos cartas durante la jornada. Con un grito fuerte e imperativo, ordenó que la dejaran pasar.
Por celos o desconfianza, Albertine obedeció con repugnancia y entre gruñidos. Introdujo a la joven muchacha en la pequeña habitación donde se encontraba Marat y dejó, al retirarse, la puerta del pasillo entreabierta para oír la menor palabra o el menor movimiento del enfermo.
La habitación estaba escasamente iluminada. Marat estaba tomando un baño. En este descanso forzado por su cuerpo, no dejaba descansar su alma. Un tablero mal colocado, apoyado sobre la bañera, estaba cubierto con papeles, cartas abiertas y escritos comenzados. Sostenía en su mano derecha la pluma que la llegada de la extranjera había suspendido sobre la página. Esa hoja de papel era una carta a la Convención, para pedirle el juicio y la proscripción de los últimos Borbones tolerados en Francia. Junto a la bañera, un pesado tajo de roble, similar a un leño colocado de pie, tenía un escritorio de plomo del más grueso trabajo; fuente impura de donde habían emanado desde hacía tres años tantos delirios, tantas denuncias, tanta sangre. Marat, cubierto en su bañera por un paño sucio y manchado de tinta, no tenía fuera del agua más que la cabeza, los hombros, la cumbre del busto y el brazo derecho. Nada en las características de este hombre iba a ablandar la mirada de una mujer y a hacer vacilar el golpe. El cabello graso, rodeado por un pañuelo sucio, la frente huidiza, los ojos descarados, la perilla destacada, la boca inmensa y burlona, el pecho piloso, los miembros picados por la viruela, la piel lívida: tal era Marat.
Charlotte evitó detener su mirada sobre él, por miedo a traicionar el horror que le provocaba a su alma este asunto. De pie, bajando los ojos, las manos pendientes ante la bañera, espera a que Marat la interrogue sobre la situación en Normandía. Ella responde brevemente, dando a sus respuestas el sentido y el color susceptibles de halagar las presuntas disposiciones del demagogo. Él le pide a continuación los nombres de los diputados refugiados en Caen. Ella se los dicta. Él los escribe, luego, cuando ha terminado de escribir esos nombres: "¡Está bien!" dicho con el tono de un hombre seguro de su venganza, "¡en menos de ocho días irán todos a la guillotina!".
Con estas palabras, como si el alma de Charlotte hubiera estado esperando un último delito para convencerse de dar el golpe, toma de su seno un cuchillo y lo hunde hasta el mango con fuerza sobrenatural en el corazón de Marat. Charlotte retira con el mismo movimiento el cuchillo ensangrentado del cuerpo de la víctima, y deja que caiga a sus pies— "¡A mí, mi querida amiga!"—, y expiró bajo el golpe.


A. de LAMARTINE, Historia de los girondinos


y una recreación cinematográfica:







Trabajo realizado como proyecto fin de carrera por alumnos de la Universidad Francisco de Vitoria, de Madrid, en el título propio de cinematografía. 
Dirigido y escrito por Patricia Beleña.

Premiado a MEJOR DIRECTOR NOVEL en el certamen de cortometrajes Visualia 2011.

El dedo de la suerte

En una de las principales calles de Edimburgo, Escocia, se encuentra esta estatua de DAVID HUME.




Algo que en absoluto habría de resultar extraño, teniendo en cuenta que el filósofo es uno de sus más ilustres y reconocidos paisanos.
No habría de resultar extraño si no fuera por la singularidad que presenta una parte de la misma. Del bronce verde envejecido general de la escultura,  destaca el dedo gordo del pie derecho, brillante, muy pulido.




La explicación es muy sencilla pero tremendamente paradójica. 
Los estudiantes, fundamentalmente los que cometieron la imprudencia de matricularse en los, a decir de tantos, infructuosos estudios de filosofía, van a frotar sus manos con esa parte tan singular de la anatomía humeana esperando la protección y el auxilio del maestro en las terribles épocas de exámenes. De ahí, el aspecto tan limpio y bruñido del dedo.

Y no deja de ser una paradoja que a este insustituible filósofo, escéptico él, impenitente luchador contra todo tipo de ficciones, lo hayan convertido en el germen de una superstición.


No obstante, cuántos de ustedes desearían tener ese dedo de la suerte más cerca...

(NOTA: debo este formidable descubrimiento a MARIBEL y JUANAN, jóvenes valientes manchegos embarcados en una aventura vital por los lares escoceses. Desde aquí, de estas tierras bárbaras, se les hace llegar ánimo y mucha fuerza para aquellas tierras bárbaras)
(NOTA2: Como por misterios internáuticos insondables, he perdido la foto que ellos mandaron, me he visto obligado a buscar unas semejantes en ese mismo océano internáutico.)

En el ojo del huracán, otra vez.

Nos sumamos a ello.

  http://antesdelascenizas.com/

¿Mejor sin la filosofía?





EL INICIO DE LA BARBARIE Y EL FIN DE LA FILOSOFÍA

Quiero sostener aquí que existe una relación necesaria entre la barbarie y el fin del pensamiento o de la filosofía. Y quiero decir que nuestra crisis económica, ya larga, tiene sus orígenes más lejos todavía, hace unas décadas y que hace cuatro décadas se tomó como decisión seguir un modo de pensamiento que después, con el tiempo, se ha ido perfeccionando. Y que ese modo de pensamiento llevaba aparejado el fin del mismo pensamiento. Y eso es en lo que nos encontramos ahora. La crisis europea es una crisis del pensamiento, de la filosofía que sostiene y estructura nuestra visión del mundo y le otorga valores a través de los cuáles se producen y vertebran nuestras relaciones con los demás y con el propio mundo. Por tanto es una crisis filosófica y ética. Pero que en el fondo obedecen a una falsa filosofía y a una falsa ética que nos llevan a la barbarie. Y la barbarie son los totalitarismos, el fascismo y la ausencia del pensamiento. Es decir la pérdida de la ciudadanía, la libertad, los derechos y la caída en la sumisión y el vasallaje. Es eso lo que se ha iniciado hace unos años y es esto lo que se refleja en la eliminación de la filosofía y la ética en los planes de estudio de la nueva ley educativa que se quiere promover. La ley es una consecuencia directa de esa falsa filosofía, la filosofía del mercado y de la reducción de los valores a los del consumo, el éxito, la fama, el tener, el hedonismo superfluo, el egoísmo ramplón y la inconsciencia de pertenecer a la polis, al estado. Es decir, la falta de pensamiento y de ética.
El pensamiento es la gran apuesta de occidente, el gran invento griego. El pensamiento, el logos, nació como la capacidad que el hombre tiene por medio de su razón y su crítica de entender el mundo y ordenar el estado. Es el milagro griego. Es el origen de la civilización frente a la barbarie. Porque el logos, la razón, el pensamiento, sustituyen al poder de la superstición, al poder del más fuerte, a la tiranía,… El logos nos permitió entender el mundo, explicarlo desde la razón, comprender las fuerzas que lo gobiernan. Y ello nos hizo libres, tanto de la tiranía del mundo, como de la tiranía política de aquellos que utilizaban la ignorancia del mundo para inventar mitos y supersticiones que no tienen otro objetivo que el dominio y la explotación del hombre.
Por eso, la filosofía nos ayuda a comprender el mundo, es la madre de las ciencias y su guía. Porque la filosofía es cosmovisión, te ayuda a tener una visión global e integradora del saber. Es una disciplina absolutamente necesaria en el mundo de hiperespecialización en el que vivimos. Nos aporta una luz general y un poco de orden y de sentido común que nos permiten no perdernos en el marasmo de la especialización y del saber hacer, frente al mero saber por el hecho de saber. La filosofía también nos ayuda a entender la ciencia, a plantearnos sus relaciones con otros ámbitos de la sociedad, porque la ciencia no es neutral, la ciencia actúa dentro de un complejo industrial, político, social y militar. Y la ciencia, tampoco está exenta de valores. Y los valores son un objeto propio de estudio filosófico, concretamente la ética. La ciencia nos enseña cómo es el mundo y su aplicación, que tiene mucho que ver con lo político, con lo empresarial y económico, y con lo militar, nos permite gobernarlo y aprovecharlo. La filosofía nos permite entender este fenómeno. Y la ética, como saber normativo que es, nos permite valorar el saber tecnocientífico. Lo cual es algo importante porque de esta manera la ética es una guía sobre el deber ser de la ciencia, ya que la ciencia no puede estar en manos sólo de la política económica y del mercado. De esta forma la tecnociencia se convierte en un instrumento del poder que aliena al hombre y le sirve al propio poder para tratar al hombre como un instrumento y a la naturaleza como objeto meramente de explotación. La filosofía es un saber que nos hace pensar sobre todo esto y que nos sirve para entender mejor la ciencia y con ello entender mejor a la sociedad y evitar los males, por un lado, de los aprendices de brujo y, por otro, de la ambición de los poderosos y de los ricos. La filosofía nos da una visión integradora de la ciencia en tanto que es conocimiento del mundo y también acción sobre el mundo. También nos ofrece una visión integradora del mundo porque la filosofía es un discurso de segundo orden que, partiendo de las ciencias, nos ofrece una visión global y unitaria del mundo. Le otorga un sentido que la ciencia, como saber sólo teórico y absolutamente especializado, no le da. Pero sí la filosofía, porque ésta en tanto que ética se permite valorar. Por eso la filosofía es un saber necesario que nos permite una unificación del hombre y el mundo, que nos aporta un sentido dentro del mundo y la sociedad. Pero un sentido racional que excede la opinión, la creencia y la superstición. Un saber que va más allá de lo obvio, de las apariencias y de las meras opiniones. Por eso la filosofía es un saber civilizador que nos hizo salir de la barbarie en la que triunfa la fuerza, el desorden, el caos, la superstición. Un mundo -el de la barbarie- en el que no existe el pensamiento, sino la fuerza, un mundo oscuro, una caverna llena de sombras y temores. Un mundo gobernado por el miedo y el pavor. De ese mundo salimos y nos sacó la filosofía. Y a ese mundo nos hemos empezado a dirigir en las postrimerías del siglo XX y los inicios del XXI. Por eso el inicio de la barbarie es el anuncio de la muerte de la filosofía. Y por eso nuestra crisis es filosófica y de ahí que sea absolutamente urgente su recuperación. Porque la filosofía es libertad y lucha contra la tiranía de cualquier orden.
Y de ahí que la filosofía esté causalmente vinculada a la democracia. No hay democracia sin filosofía, ni filosofía sin democracia. Por eso no ha de extrañar que sea en un momento de déficit absoluto de la democracia cuando se plantea la eliminación de la filosofía. Hay que eliminar ese rescoldo de pensamiento para que no renazca una democracia sana que no esté secuestrada por los poderes económicos, mediáticos, políticos… La democracia aparece en Grecia de la mano de la filosofía y la filosofía se desarrolla en Grecia dentro del ámbito político de la democracia. Democracia es diálogo. Que el logos, la razón es común, no relativo. El relativismo es otra forma de muerte de la democracia, si todas las opiniones son iguales, si todas son equivalentes, al final la opinión que sirve es la del más fuerte, he aquí el fascismo emergiendo de la propia democracia. Y eso es hoy en día lo que ha ocurrido cuando se ha establecido la equivalencia de las opiniones. Se ha eliminado el pensamiento y con él la filosofía. Se ha eliminado, en definitiva, la democracia. Se nos ha confundido por parte del poder político y se nos ha hecho pensar en una equivalencia que no es tal, la supuesta equivalencia entre la libertad de expresión y el respeto de las opiniones. Pues no, una cosa es la isegoría, la libertad de expresión, y otra el respeto a cualquier opinión. Lo que la democracia y la filosofía que la sustentan nos dicen es que lo respetable son las personas y que las opiniones son para debatirlas. El respeto a las opiniones por ser tales es la pérdida del diálogo, el pensamiento y, con ello, abrir la puerta a la opinión del más fuerte. Es decir, a la tiranía. Es abandonar la civilización para caer en la barbarie. Barbarie tecnocrática, precisamente, que es en la que nos encontramos por el engaño del poder que nos ha hecho abandonar el pensamiento. Y por eso defendemos aquí la vinculación causal de democracia y filosofía. Sin filosofía no hay democracia y sin ésta lo que hay es barbarie: fascismo, totalitarismo, tiranía, absolutismo, fanatismo, violencia…hoy en día nos encontramos en una barbarie tecnocrática y un fascismo del mercado, una ausencia de valores y de ética y una democracia de papel.
Y otra de las características, por último, de la democracia, por la cual nos civilizamos, es la isonomía. La igualdad ante la ley. Todos somos iguales ante la ley y la ley tiene su origen en el pueblo. La ley no es arbitraria, no depende del poder del más fuerte, ni del más rico, ni del clero. La ley emana del pueblo y nadie está por encima de la ley. Esto es lo que nos enseña la democracia y ésta es la conquista filosófica, que tiene como modelo ejemplar a Sócrates, “a las leyes, o se las convence, o se las obedece” que nos saca de la barbarie. Pero hoy vemos que comienza a triunfar la barbarie. Que las leyes no son igual para todos. Que las leyes se hacen con una intencionalidad que no es la del pueblo, sino la de distintos poderes, el político y sobre todo el económico. Estamos en el filo de la barbarie. Estamos al borde del abismo que es el fascismo y la tiranía que emergen del estado de barbarie, la oscuridad de la sinrazón. De ahí la necesidad absoluta del saber filosófico, de la ética, los únicos saberes que pueden revitalizar la democracia. Y de ahí que nuestra crisis sea ética y filosófica. Más aún, es una crisis de nuestra civilización, es el fin del pensamiento y el comienzo de la barbarie.

J.P. VIÑUELA

Un cañón en el culo


Si lo hemos entendido bien, y no era fácil porque somos un poco bobos, la economía financiera es a la economía real lo que el señor feudal al siervo, lo que el amo al esclavo, lo que la metrópoli a la colonia, lo que el capitalista manchesteriano al obrero sobreexplotado. La economía financiera es el enemigo de clase de la economía real, con la que juega como un cerdo occidental con el cuerpo de un niño en un burdel asiático. Ese cerdo hijo de puta puede hacer, por ejemplo, que tu producción de trigo se aprecie o se deprecie dos años antes de que la hayas sembrado. En efecto, puede comprarte, y sin que tú te enteres de la operación, una cosecha inexistente y vendérsela a un tercero que se la venderá a un cuarto y este a un quinto y puede conseguir, según sus intereses, que a lo largo de ese proceso delirante el precio de ese trigo quimérico se dispare o se hunda sin que tú ganes más si sube, aunque te irás a la mierda si baja. Si baja demasiado, quizá no te compense sembrarlo, pero habrás quedado endeudado sin comerlo ni beberlo para el resto de tu vida, quizá vayas a la cárcel o a la horca por ello, depende de la zona geográfica en la que hayas caído, aunque no hay ninguna segura. De eso trata la economía financiera.

Estamos hablando, para ejemplificar, de la cosecha de un individuo, pero lo que el cerdo hijo de puta compra por lo general es un país entero y a precio de risa, un país con todos sus ciudadanos dentro, digamos que con gente real que se levanta realmente a las seis de mañana y se acuesta de verdad a las doce de la noche. Un país que desde la perspectiva del terrorista financiero no es más que un tablero de juegos reunidos en el que un conjunto de Clicks de Famóbil se mueve de un lado a otro como se mueven las fichas por el juego de la Oca.
La primera operación que efectúa el terrorista financiero sobre su víctima es la del terrorista convencional, el del tiro en la nuca. Es decir, la desprovee del carácter de persona, la cosifica. Una vez convertida en cosa, importa poco si tiene hijos o padres, si se ha levantado con unas décimas de fiebre, si se encuentra en un proceso de divorcio o si no ha dormido porque está preparando unas oposiciones. Nada de eso cuenta para la economía financiera ni para el terrorista económico que acaba de colocar su dedo en el mapa, sobre un país, este, da lo mismo, y dice “compro” o dice “vendo” con la impunidad con la que el que juega al Monopoly compra o vende propiedades inmobiliarias de mentira.

Cuando el terrorista financiero compra o vende, convierte en irreal el trabajo genuino de miles o millones de personas que antes de ir al tajo han dejado en una guardería estatal, donde todavía las haya, a sus hijos, productos de consumo también, los hijos, de ese ejército de cabrones protegidos por los gobiernos de medio mundo, pero sobreprotegidos desde luego por esa cosa que venimos llamando Europa o Unión Europea o, en términos más simples, Alemania, a cuyas arcas se desvían hoy, ahora, en el momento mismo en el que usted lee estas líneas, miles de millones de euros que estaban en las nuestras.
Y se desvían no en un movimiento racional ni justo ni legítimo, se desvían en un movimiento especulativo alentado por Merkel con la complicidad de todos los gobiernos de la llamada zona euro. Usted y yo, con nuestras décimas de fiebre, con nuestros hijos sin guardería o sin trabajo, con nuestro padre enfermo y sin ayudas para la dependencia, con nuestros sufrimientos morales o nuestros gozos sentimentales, usted y yo ya hemos sido cosificados por Draghi, por Lagarde, por Merkel, ya no poseemos las cualidades humanas que nos hacen dignos de la empatía de nuestros congéneres. Ya somos mera mercancía a la que se puede expulsar de la residencia de ancianos, del hospital, de la escuela pública, hemos devenido en algo despreciable, como ese pobre tipo al que el terrorista por antonomasia está a punto de dar un tiro en la nuca en nombre de Dios o de la patria.
A usted y a mí nos están colocando en los bajos del tren una bomba diaria llamada prima de riesgo, por ejemplo, o intereses a siete años, en el nombre de la economía financiera. Vamos a reventón diario, a masacre diaria y hay autores materiales de esa colocación y responsables intelectuales de esas acciones terroristas que quedan impunes entre otras cosas porque los terroristas se presentan a las elecciones y hasta las ganan y porque hay detrás de ellos importantes grupos mediáticos que dan legitimidad a los movimientos especulativos de los que somos víctimas.
La economía financiera, si vamos entendiéndolo, significa que el que te compró aquella cosecha inexistente era un cabrón con los papeles en regla. ¿Tenías tú libertad para no vendérsela? De ninguna manera. Se la habría comprado a tu vecino o al vecino de tu vecino. La actividad principal de la economía financiera consiste en alterar el precio de las cosas, delito prohibido cuando se da a pequeña escala, pero alentado por las autoridades cuando sus magnitudes se salen de los gráficos.
Aquí están alterando el precio de nuestras vidas cada día sin que nadie le ponga remedio, es más, enviando a las fuerzas del orden contra quienes tratan de hacerlo. Y vive Dios que las fuerzas del orden se emplean a fondo en la protección de ese hijo de puta que le vendió a usted, por medio de una estafa autorizada, un producto financiero, es decir, un objeto irreal en el que usted invirtió a lo mejor los ahorros reales de toda su vida. Le vendió humo el muy cerdo amparado por las leyes del Estado que son ya las leyes de la economía financiera, puesto que están a su servicio.
En la economía real, para que una lechuga nazca hay que sembrarla y cuidarla y darle el tiempo preciso para que se desarrolle. Luego hay que recolectarla, claro, y envasarla y distribuirla y facturarla a 30, 60 o 90 días. Una cantidad enorme de tiempo y de energías para obtener unos céntimos, que dividirás con el Estado, a través de los impuestos, para costear los servicios comunes que ahora nos están reduciendo porque la economía financiera ha dado un traspié y hay que sacarla del bache. La economía financiera no se conforma con la plusvalía del capitalismo clásico, necesita también de nuestra sangre y en ello está, por eso juega con nuestra sanidad pública y con nuestra enseñanza y con nuestra justicia al modo en que un terrorista enfermo, valga la redundancia, juega metiendo el cañón de su pistola por el culo de su secuestrado.

Llevan ya cuatro años metiéndonos por el culo ese cañón. Y con la complicidad de los nuestros.

J.J.MILLÁS,  EL PAÍS, 14/VIII/12

500 años


Es la obra de la literatura italiana más difundida en el mundo, de la que más ediciones se han publicado, la que ha sido traducida a más lenguas. Hablamos de 'De Principatibus' como reza su título original en latín clásico, más conocido en español como 'El Príncipe', el famoso tratado de doctrina política escrito por Nicolás Maquiavelo en 1513 y que ahora, y aunque no los aparente, cumple 500 años.
El libro, que expone los métodos para mantener y conservar el poder, revolucionó el pensamiento político en Europa hasta el punto de dar pie a a un nombre (maquivaelismo) y a un adjetivo (maquiavélico) de uso común. Aunque vaya por delante que la fama secular de cínico que acompaña a Maquiavelo es falsa: fue un honrado ciudadano y a los poderosos les aconsejaba "huir de los aduladores".

Se sabe que Maquivelo, nacido en Florencia en 1469 y considerado junto con Leonardo Da Vinci el prototipo de hombre renacentista, escribió 'El Príncipe' en la segunda mitad de 1513, cuando tenía 44 años, pero poco más. De hecho el manuscrito original de la obra, redactado en latín vulgar, es un misterio: nunca se ha dado con él. Y a pesar de que se hicieron cientos de copias manuscritas del mismo (la primera edición impresa no se realizó hasta 1532, cuando Maquiavelo llevaba cinco años muerto) sólo 19 de esos códices han llegado hasta nuestros días.

Maquiavelo, que ejerció como diplomático y funcionario público, comenzó a escribir 'El Príncipe' mientras se encontraba exiliado en Sant'Andrea en Percussina, en la localidad florentina de San Casciano Val de Pesa, en la que se confinó tras el regreso en 1512 a Florencia de los Medici. Se retiró allí tras ser encarcelado y condenado a pagar una fuerte suma de dinero por haber participado en la conjura contra los Medici liderada por Pier Paolo Boscoli.
La primera mención a 'El Príncipe' se encuentra en una carta escrita por Maquiavelo desde Sant'Andrea en Percussina a su amigo Francesco Vettori, embajador de la República de Florencia ante la corte pontificia del Papa León X, en la que le cuenta detalles sobre su vida en el exilio. Maquiavelo, en una carta fechada el 10 de diciembre de 1513, le comenta lo dura que es la vida en el campo, le habla de sus de sus estudios y le revela que ha escrito "un opúsculo" titulado 'De Principatibus'.

"Avanzada la tarde, vuelvo a casa y entro en mi despacho. Y en el umbral me despojo de mis vestidos cotidianos, llenos de fango y lodo, y me visto con ropas nobles y curiales. Entonces, dignamente ataviado, entro en las cortes de los hombres antiguos, donde, amablemente recibido por ellos, me deleito con ese alimento que es sólo para mí, y para el que yo nací. Y no me avergüenzo de hablar con ellos, y de preguntarles por las razones de sus acciones. Y ellos, por su humanidad, me responden. Y durante cuatro horas no siento ningún aburrimiento, me olvido de toda ambición, no temo la pobreza, no me da miedo la muerte: me transfiero enteramente donde están ellos. Y como Dante dice que no hay saber si no se guarda lo que se ha comprendido, yo he anotado lo que he sacado con su conversación, y he compuesto un opúsculo, 'De Principatibus', en el que profundizo cuanto puedo en las dificultades de esta materia; razonando sobre qué es un principado, de cuántos tipos hay, cómo se adquieren, cómo se mantienen, por qué se pierden", dice Maquiavelo en la que está considerada como una de las cartas más importantes de la literatura italiana.

En la misiva Maquiavelo también le cuenta a su amigo Francesco Bettori su deseo de dedicar 'El Príncipe' a Julio de Medici. Pero tras la muerte de este en 1516, finalmente optó por dedicársela a Lorenzo de Medici. En cualquier caso la intención de Maquiavelo era clara: esperaba que el libro le permitiera hacer las paces con los Medici y que éstos le permitieran volver a ejercer el cargo de Secretario de la República de Florencia. El truco no funcionó. Y eso que 'El Príncipe' consta de 26 capítulos, el último de los cuales consiste en un llamamiento de Maquiavelo a los Medici para que acepten las tesis que expresa en el texto.

Por lo demás, contar que 'El Príncipe' siempre ha estado incluido en el índice de libros prohibidos de la Inquisición. Su principal 'pecado': desmontaba las teorías cristianas de San Agustín y Santo Tomás de Aquino que unían política y ética. Para Maquiavelo, el príncipe debe de parecer magnánimo, virtuosos, honesto, religioso, ético... Pero sólo parecerlo. En realidad, afirma, los deberes y obligaciones de un príncipe le impiden poseer ninguna de esas características.
Eso ha hecho que, en el imaginario colectivo, 'El Príncipe' de Maquiavelo encarne el ansia de conquistar el poder a cualquier precio, convirtiéndose en el manual por antonomasia del tirano. De hecho, la leyenda cuenta que era el único libro siempre presente sobre la mesa del despacho de Stalin.
En Italia ya han comenzado las celebraciones del 500 aniversario de 'El Príncipe'. Se editan ediciones comentadas del libro, manuales de análisis, algunas cadenas de radio y periódicos ya están caldeando el ambiente con artículos y programas especiales... Los pasados 24 y 25 de Enero, por ejemplo, tuvo lugar en Roma un convenio que reunió a los principales historiadores, académicos y expertos mundiales en Maquiavelo y su 'Príncipe'. Y en abril se inaugurará una exposición en el Vittoriano de Roma dedicada a festejar los 500 años del libro, y que incluirá cientos de ediciones históricas y modernas de ese texto, importantes obras de arte relacionadas con él, juegos de rol, videojuegos y tebeos.

I. HERNÁNDEZ VELASCO, EL MUNDO, 3/II/13


y para ir introduciéndose en tan enorme autor 



...y tan importante obra