¿Por qué ... la fortuna en su incesante vaivén, tiene tan chocantes contradicciones? El inocente se ve aplastado bajo el peso de un castigo que merece el criminal; el vicio se encumbra en excelso trono y, siempre dominando la injusticia, el malvado pisotea el cuello del hombre recto. Se eclipsa el brillo de la virtud, perdido en sombrías tinieblas, y el justo soporta las acusaciones que merecen los malvados: éstos nada tienen que temer de sus perjurios, ni de sus fraudes vestidos de mentida apariencia.
BOECIO, La consolación de la filosofía