Andamos siempre, o procuramos hacerlo, rodeados de personajes ilustres, significativos, trascendentes, de esos que resultan imprescindibles.
Así, nos hemos encontrado a Marlon BRANDO y Charles LAUGTHON, hemos marchado junto a KURTZ y ANÍBAL, e incluso tuvimos la fortuna de conocer y entrar en contacto con dos extraordinarias mujeres, FRINÉ y ASPASIA. Y ya, para rematar, en la etapa pasada, nos topamos con un perro, el filósofo perro, el incomparable DIÓGENES de SÍNOPE, el buscador de hombres.
Buena, muy buena gente, qué duda cabe. GENTE IMPORTANTE.
Y con gente así vamos a seguir.
Porque ¿no dirán que aquél (1) que se enfrentó a un imperio, inmenso y poderosísimo, resistiendo primero y contraatacando después, venciendo en varias ocasiones al ejército rival mucho más numeroso y mejor armado que el propio y frenando sus ansias expansionistas hasta el punto de que fue reconocido por el propio imperio como líder indiscutible de los suyos no merece por derecho propio un espacio en la Historia con mayúsculas?
Pero, ¡ay!, pérfidos, infames y malvados imperios que solo buscan su miserable e inescrupulosa grandeza; capaces de todo, incluso de traicionar buscando traidores,,, Tres, fueron tres, los traidores, gente de la propia sangre, los que acabaron por darle muerte.
Que fuera originalmente, según algunos, pastor, ¿importa algo para impedirle pertenecer al panteón de los ilustres, a los que pasan a la historia por la puerta grande, a la gente importante? Naturalmente que no.
Pobres ilusos compatriotas actuales suyos, teniendo ahora que pagar hasta por usar las carreteras.
O ¿es que alguien pondría algún reparo a que ése otro (2), grande entre los más grandes, tenga esa denominación de importante? ¿no sería merecedor incluso de algo más? Que aparezca cabizbajo, hundido, derrotado, con sus útiles de escribano, de escritor, en el suelo, como abandonados, ¿es extraño? ¿Puede extrañar su actitud cuando está asistiendo impotente a la injusta muerte de quien considera la persona más importante de su vida?
¿Qué importa que no siguiera la enseñanza de su maestro, locuaz de voz, mudo de escribanía, y escribiera, escribiera y no parara de escribir?
Para algunos, para muchos, es el filósofo más importante de la historia humana. Aunque, otros, alumnos de 2º de bachillerato, no le perdonan tanto suspenso por su culpa.
Qué importa que según él mismo dijera no asistió a tan dramática situación. Si aparece, está y se acabó la discusión. En ocasiones, otros ven más claro dónde está o tiene que estar uno mismo.
¿Solo hombres en este registro de sublimes personajes? Por supuesto que no. Una mujer (3), heroica mujer sin duda, capaz de superar la ignominia, el rechazo, el miedo; de poner en peligro la propia vida, de perderla incluso… ¿Y todo eso por qué? Por cumplir lo que considera su más sagrada obligación, por obedecer su conciencia ¿O es que hay norma mayor, obligación más grande, deber más exigente?
Cuando la conciencia entra en conflicto con la ley, la más dura, la más implacable, la más terrible, ¿qué hacer? Esta mujer, con pulso firme, lo tiene claro. Y por eso merece figurar aquí.
¿Qué hacer? Se nos preguntaba antes. La mujer anterior da una inolvidable respuesta. Pero ¿es la única posible, la única digna? Por supuesto que no. Y lo demuestra otra mujer (4), precisamente la hermana de la anterior. Sí, de acuerdo; manifiesta, reconoce debilidad, falta de arrojo, de atrevimiento temerario, para enfrentarse con una orden superior …Pero ¿es que la debilidad no es humana?
Y, además, no es necesariamente falta de carácter, ¿o es que reconocer la debilidad propia no puede ser un signo verdadero de grandeza? ¿es que no exige asimismo voluntad, determinación? La aceptación de la fatalidad, de aquello que desborda, que supera nuestras fuerzas cuando son exiguas, también puede ser signo de un espíritu noble.
Así, nos hemos encontrado a Marlon BRANDO y Charles LAUGTHON, hemos marchado junto a KURTZ y ANÍBAL, e incluso tuvimos la fortuna de conocer y entrar en contacto con dos extraordinarias mujeres, FRINÉ y ASPASIA. Y ya, para rematar, en la etapa pasada, nos topamos con un perro, el filósofo perro, el incomparable DIÓGENES de SÍNOPE, el buscador de hombres.
Buena, muy buena gente, qué duda cabe. GENTE IMPORTANTE.
Y con gente así vamos a seguir.
Porque ¿no dirán que aquél (1) que se enfrentó a un imperio, inmenso y poderosísimo, resistiendo primero y contraatacando después, venciendo en varias ocasiones al ejército rival mucho más numeroso y mejor armado que el propio y frenando sus ansias expansionistas hasta el punto de que fue reconocido por el propio imperio como líder indiscutible de los suyos no merece por derecho propio un espacio en la Historia con mayúsculas?
Pero, ¡ay!, pérfidos, infames y malvados imperios que solo buscan su miserable e inescrupulosa grandeza; capaces de todo, incluso de traicionar buscando traidores,,, Tres, fueron tres, los traidores, gente de la propia sangre, los que acabaron por darle muerte.
Que fuera originalmente, según algunos, pastor, ¿importa algo para impedirle pertenecer al panteón de los ilustres, a los que pasan a la historia por la puerta grande, a la gente importante? Naturalmente que no.
Pobres ilusos compatriotas actuales suyos, teniendo ahora que pagar hasta por usar las carreteras.
O ¿es que alguien pondría algún reparo a que ése otro (2), grande entre los más grandes, tenga esa denominación de importante? ¿no sería merecedor incluso de algo más? Que aparezca cabizbajo, hundido, derrotado, con sus útiles de escribano, de escritor, en el suelo, como abandonados, ¿es extraño? ¿Puede extrañar su actitud cuando está asistiendo impotente a la injusta muerte de quien considera la persona más importante de su vida?
¿Qué importa que no siguiera la enseñanza de su maestro, locuaz de voz, mudo de escribanía, y escribiera, escribiera y no parara de escribir?
Para algunos, para muchos, es el filósofo más importante de la historia humana. Aunque, otros, alumnos de 2º de bachillerato, no le perdonan tanto suspenso por su culpa.
Qué importa que según él mismo dijera no asistió a tan dramática situación. Si aparece, está y se acabó la discusión. En ocasiones, otros ven más claro dónde está o tiene que estar uno mismo.
¿Solo hombres en este registro de sublimes personajes? Por supuesto que no. Una mujer (3), heroica mujer sin duda, capaz de superar la ignominia, el rechazo, el miedo; de poner en peligro la propia vida, de perderla incluso… ¿Y todo eso por qué? Por cumplir lo que considera su más sagrada obligación, por obedecer su conciencia ¿O es que hay norma mayor, obligación más grande, deber más exigente?
Cuando la conciencia entra en conflicto con la ley, la más dura, la más implacable, la más terrible, ¿qué hacer? Esta mujer, con pulso firme, lo tiene claro. Y por eso merece figurar aquí.
¿Qué hacer? Se nos preguntaba antes. La mujer anterior da una inolvidable respuesta. Pero ¿es la única posible, la única digna? Por supuesto que no. Y lo demuestra otra mujer (4), precisamente la hermana de la anterior. Sí, de acuerdo; manifiesta, reconoce debilidad, falta de arrojo, de atrevimiento temerario, para enfrentarse con una orden superior …Pero ¿es que la debilidad no es humana?
Y, además, no es necesariamente falta de carácter, ¿o es que reconocer la debilidad propia no puede ser un signo verdadero de grandeza? ¿es que no exige asimismo voluntad, determinación? La aceptación de la fatalidad, de aquello que desborda, que supera nuestras fuerzas cuando son exiguas, también puede ser signo de un espíritu noble.
Naturalmente que la debilidad forma parte de lo humano. Pero no es patrimonio femenino. ¿O es que creen que aquél otro (5) que postrado y humillado tiene que suplicar por un cadáver (¿rogar por un cadáver? Sí; pero por el cadáver de un hijo) ante un arrogante y henchido de soberbia vencedor de vencedores, no es un hombre? Un hombre, sí, que, a diferencia del otro, que se cree inmortal y divino, asume su debilidad, su misma condición de hombre y por ello seguramente también es digno de figurar en este elenco de grandes.
No siempre el héroe es el vencedor, y no siempre el vencedor es un héroe. Hay ocasiones en que el heroísmo lleva a la falta absoluta de piedad. Y entonces no basta con vencer, hay que destrozar, humillar, exterminar al otro incluso en la memoria de los que sobreviven. ¿Cómo enfrentarse con el héroe vencedor que, deleitándose orgullosamente en la muerte del adversario, quiere cometer la iniquidad final de impedir que sea enterrado como es debido? Por muy rey que se sea, hay que saber postrarse y suplicar si es preciso, prescindir, sacrificar la vanidad real.
Guerras, victorias, liderazgos, triunfos, reyes, traidores, héroes,… llenan la historia con sus ensordecedores y sangrientos lances… pero ¿y hacer del amor el destino mayor de la vida? ¿no es eso digno de elogio, cuando menos del mismo elogio? Porque sí; hay gente que así lo ha hecho, que ha puesto su vida completa en manos del amor, que ha destinado su vida al amor. Y cuando ese amor está lleno de obstáculos y dificultades, la apuesta por él es más grandiosa, más enaltecedora, capaz de llegar a la alternativa última: o la vida con amor, con el amor, o la vida no merece ser llamada vida, no merece seguir viviéndola.
Una mujer (6) que, con una luz nocturna orienta a su amado secreto hacia ella, enseña la lección más dramática del amor. La fatalidad, como tantas veces, se revuelve contra los amantes; hace levantarse una tormenta impía; el viento, traidor, apaga la vela orientadora del camino y conduce a la muerte al amado. ¿Cómo soportar la irreparable pérdida? Morir como muere el otro, morir donde muere el otro, en las mismas furiosas aguas, en el mismo terrible mar.
Y finalmente, el que lo ve todo, y sin embargo, ciego (7); y ciego precisamente por ver lo que nadie ha visto y lo que no se debe ver. Castigado, condenado por ello a una ceguera pero clarividente, la que ve lo que nadie puede ver, lo que hay detrás y lo que hay por delante. Ciego para el presente; visionario infalible del pasado y del futuro.
Y además, en último extremo, el creador de todo, el responsable de todo, el que, con su constante y maravilloso trabajo, nos ha ofrecido la posibilidad de realizar esta etapa.
¿Está claro, entonces lo que buscamos?
GENTE IMPORTANTE,
Auténticos VIP
Pero no en cualquier lugar; entre nosotros, es decir, DE LOS NUESTROS… Porque también entre nosotros hay gente así.
La tarea: Encontrar a los siete VIP que buscamos.
La pista: Esta vez hay que buscar lejos, muy lejos, pero después cerca, muy cerca…Que no se pase, que no se olvide. Buscamos gente importante, sí; pero de los nuestros, entre nosotros.
Plazo: desde ahora mismo, hasta jueves, 16 de febrero, 20:00 horas
Puntuaciones:
1ª respuesta válida para cada uno de los personajes buscados, 5 puntos
2ª respuesta válida para cada uno, 4 puntos
3ª – 5ª respuestas válidas, 3 puntos
6ª – 10ª respuestas válidas, 2 puntos
Resto de respuestas válidas, 1 punto
Por completar la serie, por dar todas las respuestas correctas:
10 puntos, para quien complete la serie en 1º lugar
8 puntos, para el segundo
6 puntos para 3º - 5º
5 puntos para el resto de series completas.