Obediencia a las autoridades. Que cada uno se someta a las autoridades que están en el poder, porque no hay autoridad que no venga de Dios; y los que hay han sido puestos por Dios: así el que se opone a la autoridad se opone al orden impuesto por Dios y los que se oponen recibirán su propia condenación. Los gobernantes no están para amedrentar a los que obran bien, sino a los que obran mal: ¿quieres vivir sin miedo a la autoridad? Pórtate bien y tendrás su aprobación; pues la autoridad está al servicio de Dios para ayudarte a portarte bien. Pero si te portas mal échate a temblar, porque no en vano la autoridad lleva la espada y está al servicio de Dios para castigar al delincuente.
Saulo, San PABLO, Epístola a los romanos
Saulo, San PABLO, Epístola a los romanos