Ética, la creación humana

El nivel ético ha de inventar posibilidades, porque el anhelo inteligente que impulsa al hombre no le deja descansar en lo dado, ni contentarse con el claroscuro de su pasado. Todo el pasado ha de ser tenido en cuenta pero no es nuestra prisión ni nuestro reino. Nos alejaremos de ello como del puerto del que partimos o de la pista de la que despegamos. Conocer nuestras propiedades reales no es suficiente porque no somos propiedades clausuradas, porque la dignidad que se le atribuye al hombre y a la vida humana no es un juicio sobre lo que existe, no es una realidad, sino el propósito explícito de instaurar una realidad, una tarea de construcción.


Me parecen cicateras y falsas todas las quejas acerca de la naturaleza humana. No hay que ser un águila para saber hasta qué extremos de perversidad y bajeza puede llegar el hombre: basta pensar que la crueldad, el desamor y la tortura son creaciones humanas. Pero no somos planetas, ni árboles ni máquinas que se rijan por leyes inflexibles, sino seres dotados de una inteligencia y libertad limitadas, vulnerables, frágiles pero ciertas. Lo que ha sucedido hasta ahora no determina lo que va suceder mañana. Cada momento traerá su cosecha de novedades. La historia de la humanidad podría no ser más que un amontonamiento de crímenes y bellaquerías y aún así, admitida la libertad humana, podríamos suponer que en el futuro las cosas tal vez marchen de otra manera….La ética se ocupa del futuro, y por lo tanto, de la irrealidad, que hemos de convertir en luz o en tinieblas.






J.A. MARINA, Ética para náufragos