Pensar la vida

Las preguntas de la filosofía no son preguntas que tengan una respuesta instrumental. Lo que tienen son respuestas parciales que sirven para profundizar en las mismas preguntas. Cada vez que termino de leer un libro sobre la libertad, por ejemplo, no tengo resuelto ni cancelado ese problema. No es que el problema de la libertad deje ya de interesarme y abandone totalmente la cuestión. Al contrario, con las respuestas que pueda haber obtenido profundizaré en mi pregunta sobre la libertad.


Las respuestas de la filosofía son de tal clase que, en lugar de cancelar las preguntas, las ahondan. Yo muchas veces he dicho que la filosofía no es para salir de dudas sino para entrar en dudas. Precisamente, la filosofía es lo que nos permite entrar en dudas, profundizarlas, estilizarlas, enriquecerlas. Es decir, la filosofía quizás no sea propiamente una sabiduría, sino una ignorancia enriquecida, una ignorancia de alguna forma vitalizada, una ignorancia consciente de lo que no sabe. Porque hay dos puntos fundamentales a los que se atiene el filósofo.

Por un lado, admitir que es mejor saber que no saber. En este sentido, el filósofo se enfrenta al místico, se enfrenta al visionario, se enfrenta a toda forma de irracionalismo. La filosofía cree que es mejor saber, en el sentido humano, racional y experimental del término, que no saber.

Por otro lado, es mejor saber que no se sabe que creer que se sabe sin saber. Es decir, resulta mejor que conozcamos los límites de nuestro conocimiento. Es mejor que sepamos que ciertas cosas que damos por sabidas en realidad no las sabemos. Y esta es también la tarea de la filosofía. El método socrático no consistía en ir dando lecciones a los demás, sino en ir despertándoles al desconocimiento de cosas que creían saber.


La persona común cree que conoce por dónde se mueve y qué es el mundo en que se encuentra, pero en realidad no tiene las claves de ese mundo, quizás porque no las podamos tener o quizás porque el conocimiento de esas claves nos lleve toda la vida. Y tal vez porque saber qué es la libertad, el tiempo, la muerte, la belleza, y todo lo demás, sea, en el fondo, nuestra tarea, nuestra tarea de ir enriqueciendo nuestra experiencia, nuestra autopercepción como seres humanos.


Hegel llamó en una de sus obras a "pensar la vida". Esa es la tarea: pensar la vida, pensar qué significa estar con vida para un ser humano que se sabe mortal. Todos sabemos, más o menos, qué es la vida. A un cierto nivel, todos sabemos lo que es engendrar, lo que es enfermar, lo que es trabajar, lo que es ganar dinero o morir. Todos tenemos unas ciertas nociones suficientes, quizás, para un nivel empírico, sobre todas esas cosas. Pero lo que dice Hegel se refiere a qué podemos pensar de todo eso. Si yo sé que me pasan cosas como nacer, envejecer, enamorarme, desenamorarme, trabajar, quizás me pasará también morir, por improbable que parezca, pero ¿qué tengo yo que pensar de todas esas cosas?


Esa es la pregunta que hace la filosofía. Por ejemplo, sabemos lo que es vivir, porque de hecho estamos ya viviendo, pero ¿qué significa realmente vivir?


F. SAVATER, Necesidad de la filosofía en un mundo globalizado


De una conferencia del autor en Chile.

La conferencia completa:


Necesidad de La Filosofia en Un Mundo Globalizado