Pactó
Protágoras con su discípulo Evatlo de enseñarle la oratoria forense por cierta
paga, con la condición de que el discípulo daría de entrada la mitad de aquel
tanto, y la otra mitad luego que defendiese algún pleito y lo ganase. Como se
pasase mucho tiempo sin verificarse la condición pactada, pidió Protágoras el
resto de la deuda; a que Evatlo satisfizo diciendo que todavía no había ganado
ni orado causa alguna. Pero no se aquietó Protágoras, antes le puso pleito
sobre ello; y hallándose ambos ante los jueces dijo Protágoras: “Sábete, oh necio joven, que de cualquier
modo que este pleito salga, debes pagarme, pues si te condenan a ello, me
habrás de pagar por sentencia; y si te libran me pagarás por nuestro pacto.”
A esto respondió Evatlo: “Sabed también
vos, oh sabio maestro, que por todo lo mismo no debo yo pagaros , pues si los
jueces me absuelven, quedo libre por la sentencia; y si pierdo el pleito, lo
que por nuestro pacto.” En esta duda no se atrevió el tribunal a resolver
por entonces.
GELIO, Noches áticas
El tribunal no se
atrevió a resolver por entonces… ¿y
ustedes, serían capaces de hacerlo?
Los de Filosofía 2º Bachillerato no
se han atrevido a ofrecer resolución alguna para semejante situación… (y no se
imaginan el precio que tiene esa irresolución)
¿No serán ustedes tan gallinas como ellos, verdad?
esto no es una paradoja
ResponderEliminarpues no lo será, pero un lío para perder la cabeza sí lo es
EliminarLo mejor darle la razón a los jueces, que hicieron muy bien.
ResponderEliminarO a las gallinas.